Galeno (129-c.
199), fue el más destacado médico de la antigüedad después de
Hipócrates. Sus estudios sobre la anatomía de los animales y sus observaciones
sobre el funcionamiento del cuerpo humano dominaron la teoría y la práctica de
la medicina durante 1.400 años.
Galeno nació en Pérgamo, Asia Menor (entonces
parte del Imperio romano), de padres griegos. En el templo de su ciudad
dedicado al dios de la salud Asclepio, el joven Galeno observó cómo se
empleaban las técnicas médicas de la época para tratar a los enfermos o
heridos. Obtuvo su formación médica en la cercana Esmirna, y a continuación
viajó mucho ampliando sus conocimientos. Alrededor del año 161 se estableció en
Roma, donde alcanzó gran renombre por su habilidad como médico, sus disecciones
de animales y sus conferencias en público. Alrededor del año 169 el emperador
Marco Aurelio le nombró médico de su hijo, Lucio Aurelio Cómodo.
Galeno diseccionó multitud de animales, en
especial cabras, cerdos y monos, para demostrar cómo los distintos músculos son
controlados a diferentes niveles de la médula espinal. Desveló las funciones
del riñón y la vejiga e identificó siete pares de nervios craneales.
También
demostró que el cerebro controla la voz y que las arterias transportan sangre,
poniendo fin la idea vigente durante cuatrocientos años de que lo que
transportaban era aire. Galeno describió también las válvulas del corazón, e
indicó las diferencias estructurales entre las arterias y las venas, pero no
llegó a concebir la circulación de la sangre. En su lugar, defendió la errónea
creencia de que el órgano central del sistema vascular era el hígado , y que la
sangre se desplazaba desde el hígado hasta la periferia del cuerpo para formar
la carne.
Galeno también alcanzó gran renombre en su
tiempo como filósofo. En su tratado Sobre los usos de las partes del cuerpo
del hombre compartía la opinión del filósofo griego Aristóteles de que nada
en la naturaleza es superfluo. La principal contribución de Galeno al
pensamiento filosófico fue su idea de que es posible comprender los designios
divinos estudiando la naturaleza.
Sus observaciones sobre la anatomía fueron su
aportación más duradera. Sus escritos médicos, traducidos por pensadores árabes
durante el siglo IX, gozaron de una gran consideración entre los médicos humanistas
de la Europa del renacimiento. Durante su vida escribió alrededor de quinientos
tratados sobre medicina, filosofía y ética.
Bilis, líquido ácido, neutro o ligeramente
alcalino segregado por el hígado y vertido mediante un conducto en la vesícula
biliar, donde es almacenado y desde donde es liberado hacia el duodeno a medida
que es necesario. Tal y como se produce en el hígado, la bilis consiste en un
líquido acuoso, poco denso, al cual la vesícula biliar le añade una secreción
mucosa para formar una sustancia compleja más densa y más viscosa, constituida
por sales y sales biliares, proteínas, colesterol, hormonas y enzimas. La
vesícula biliar devuelve el agua que contiene sales y otros materiales a la
circulación, y concentra el complejo aún más mediante la reducción de las sales
biliares a una décima parte. Estas sales biliares son sintetizadas por el
hígado a partir de colesterol. Alimentos como las grasa, la yema del huevo y
los alimentos ricos en colesterol dan lugar a la producción de una bilis concentrada,
que junto con secreciones procedentes del páncreas, son descargadas en el
duodeno para promover la digestión, estimular los movimientos peristálticos y
la absorción, y para eliminar el exceso de colesterol y los productos de
degradación procedentes de los glóbulos rojos que son demasiado viejos. La
hemoglobina contenida en estas células que se desintegran, se degrada con
rapidez para dar lugar a bilirrubina, que es un producto de color amarillo
rojizo, predominante en la bilis de los animales carnívoros y omnívoros, y
biliverdina, pigmento verde que aparece en la bilis de los animales herbívoros.
En condiciones normales, el hígado elimina estos pigmentos con eficacia.
Ciertas condiciones producen incapacidad para
excretar la bilis, y esta situación puede dar lugar a alteraciones serias,
tales como la ictericia. En personas obesas e inmovilizadas, en mujeres
gestantes, y en los casos en que se obstruye el flujo de bilis, pueden formarse
piedras en la vesícula como consecuencia de la precipitación de la bilirrubina
junto con calcio y colesterol. Con frecuencia, este estasis o retención de
bilis coexiste con la inflamación y la infección de la vesícula biliar; este
hecho puede alterar la concentración de los componentes de la bilis y conducir
a la producción de detritos, en torno a los cuales puede precipitar la bilis y
sus componentes, lo cual puede bloquear el conducto común de la bilis y reducir
o interrumpir el flujo de bilis. La inflamación y la infección, junto con la
regurgitación consiguiente de bilis en el hígado, puede producir daños en este
órgano, dando lugar a veces a la aparición de cirrosis.
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