Cayo Muerto – Historias del Parque Nacional Morrocoy
Cayo
Muerto – Historias del Parque Nacional Morrocoy
La más cerca de todas, este lugar
esconde los más intensos secretos de los primeros pobladores de estas tierras.
Según versiones de los pobladores datan de muchos años y se han transmitido de
generación en generación, se dice que el nombre de Cayo Muerto, se debe a la
tranquilidad de sus cálidas aguas, otra versión de la misma es que se debe a
que fue en ese lugar donde se enterró al único muerto que hubo durante la
emboscada tendida por los indios al navegante Alonso de Ojeda y su tripulación
el 9 de Agosto de 1499 y finalmente que el nombre del cayo es porque allí fue lugar
sagrado para enterrar a los muertos, es decir un cementerio de indios, esta última
versión es muy probable ya que muchos de las tribus indígenas del mundo creían
que los demonios y malos espíritus le temían al agua y al estar enterrados en
la isla, no serian perturbado por los demonios.
Ente los atractivos que presenta este
acogedor cayo, se encuentra el cañito, un túnel natural de mangle con una
variada diversidad de pequeños peces que pueden ser vistos sin el uso del
snorkel. También puedes recorrer con el uso de calzados playeros la red de
caminitos entre las colonia de algas y en donde se puede observar una vista
hermosa hacia Cayo Peraza, Pelón, Sal y muy lejos Cayo Sombrero.
Tiene una excelente vegetación en
donde se combina el Mangle, el coco, trompecabezas y otras que le brinda al
visitante un amplio espacio con sombra.
Cayo Muerto fue uno de los lugares que
ingreso dentro del área de protección del Decreto de Creación del Parque
Nacional Morrocoy según Gaceta Oficial 30.408 de fecha 27-05-1974, el cual por
decretos y una series de reformas el estado prohibió la construcción de
cualquier tipo de edificación del Parque y la demolición de las edificaciones
que ya existían con un plazo de 60 días.
Esta situación resulto un tanto difícil
por cuanto surgieron una series de resistencias por parte de propietarios que
en su gran mayoría eran gente de muy buenas posiciones económicas provenientes
del centro del país, en algunas ocasiones fue necesario hasta el uso de la
fuerza publica para el desalojo de personas que llegaron al extremo de
encadenarse y amarrarse dentro de las casas, otros inconvenientes importante
que ocurrió durante el desalojo de los residentes del cayo fue el uso de perros
bravos por parte de los desalojados en contra de los funcionarios y obreros
encargados de aplicar las medidas decretadas por el estado venezolano.
En la actualidad la isla goza de una
recuperación evidente, pese a los embates de la naturaleza producto del
Calentamiento Global y los daños que pueda causar una parte de la población
turística durante el año.
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